jueves, 13 de enero de 2011

Orquídea que florece dos veces

Una orquídea autóctona que en esta parte de Misiones florece dos veces al año es la Brassávola tuberculata.



La primera floración ocurre hacia finales del invierno y la segunda acontece por estos días de Año Nuevo.

Son orquídeas que crecen en abundantes matas con sus hojas aciculadas largas, verdes y acanaladas.

Sus flores blancas, de pétalos y sépalos delgados, a excepción del labelo acampanado, ligeramente pintado de amarillo en el centro, se dan en pequeños conjuntos de dos a cinco unidades.

Son muy llamativas, duraderas y despiden un aroma dulzón cuando el tiempo se prepara para derramarse en un copioso chaparrón.

Suele culminar la floración con la conformación de una cápsula seminal casi esférica, de bordes bien marcadas, que contiene las finísimas semillas a manera de polvo.



Sin duda esa es su forma de reproducirse naturalmente en el monte, aunque son fáciles de obtener nuevos ejemplares por medio de división de las matas, separando sus abundantes hojas e intrincadas raíces y rizomas.

Se pueden cultivar fácilmente en soportes de trozos de ramas leñosas o también adheridos a la corteza de los árboles del jardín.

Nunca es tarde para un Pan Dulce

Empezamos el nuevo año. Terminaron las fiestas.

Hicimos un montón de cosas, nos comimos unas cuantas cosas.

Pero…Nos quedaron aún ganas de probar un buen Pan Dulce casero.

Con todo el embale festivo latente, todavía nos podemos dar ese gustito.

¿Y QUÉ MEJOR QUE PREPARARLO NOSOTROS MISMOS?



Te damos una receta con la cual podrás hacer seis panes dulces de medio kilogramo cada uno.

Ingredientes: Harina-4 ceros- 1,800 kg.- 4 huevos- 200 gramos de margarina- 300 gramos de azúcar – una cucharada sopera de agua de azahar- 2 cucharaditas de extracto de vainilla- 200 gramos de levadura en pasta. Frutas secas: 250 gramos pasas de uva sin semilla- 250 gramos almendras – maní- castañas (esto puede ser un mix de las tres).

-6 moldes de papel para panes de 500 gramos



¿Preparamos?



Primero la levadura, con tres cucharaditas de azúcar y un pocillo, de los de café, cargado con harina. Mezclamos todo y le agregamos agua tibia hasta lograr una pasta acuosa. La tapamos y la dejamos en reposo.

Por otro lado, pisamos la margarina con un tenedor, le incorporamos el azúcar, la esencia de vainilla y el agua de azahar. A la crema obtenida le incorporamos los huevos y batimos un poco.

Con la harina de cuatro ceros hacemos una corona, agregándole previamente una cucharadita de sal fina.

En el centro de la corona le incorporamos la levadura que ya ha alcanzado el doble de su volumen inicial. Mezclamos.

Le agregamos luego el batido de la margarina, azúcar, huevos, esencias y con todo lo obtenido, comenzamos el amasado hasta lograr una masa voluminosa y con consistencia ligeramente pegajosa para las manos, pero que no deja rastros sobre la mesa.

Ponemos en una fuente, la cubrimos con un trozo de polietileno y dejamos reposar unos treinta minutos, aproximadamente.

Cuando notamos que ha crecido nuevamente en volumen, la volvemos a amasar con bastante energía y la llevamos otra vez a reposo.

En ese interín disponemos los seis moldes en una placa o bandeja para horno y por otro lado picamos la fruta seca, mezclándola con las pasas de uva y la colocamos en un pequeño bol que nos permita ir tomándola de a puñaditos.

Ahora retornamos otra vez a la masa, que seguramente ha tomado otra vez volumen, producto del fermento de la levadura y la separamos en bollos de unos 500 gramos cada uno.

Amasamos un poco cada bollo y lo estiramos con un palote hasta que alcance el tamaño aproximado de un plato de mesa. Sobre este círculo colocamos un par de puñados de la fruta mezclada. Lo cerramos hacia el centro y tratamos de darle otra vez la forma de un bollo.

Depositamos cada bollo en su molde de papel y llevamos a reposo para leudado final.



Unos treinta minutos más tarde seguramente la masa estará desbordando los moldes. Con un huevo chico, luego de batirlo un poco, pintaremos la parte sobresaliente de los panes ayudados por un pincel e inmediatamente los introduciremos al horno bien caliente.


Transcurridos 50 minutos estarán dorados y en su punto justo de cocción.

Dejarlos enfriar y que no te apabullen los aplausos.

LAS BONDADES DE LOS ZAPALLOS

Con el verano a pleno, en la huerta orgánica comenzamos a cosechar los zapallos que sembramos al finalizar el riesgo de las últimas heladas.

Los zapallos pertenecen a la familia de las cucurbitáceas, antiguas hortalizas de origen americano, de las cuales se cuentan que unos 8000 años AC, los aztecas ya se deleitaban con su sabor.



Los hay de diferentes formas, de tamaños, de colores, con más o menos cáscaras, de menor o mayor dureza, pero en general todos tienen una pulpa dulzona y sabrosa y un centro esponjoso, donde alberga múltiples semillas.

La coloración naranja, presente en la mayoría de ellos, denotan la presencia de betacarotenos muy indicados para la protección de la piel.

Los zapallos van muy bien en comidas tanto saladas como dulces.

Sopas, pucheros, purés, ensaladas, incorporado a masas para pastas, en almíbar o en mermeladas, dan su característico toque de sabor, de color y vierten sus propiedades nutricias y saludables.

Consumir un trozo de zapallo crudo, está indicado para aquellos que tienen arenillas o cálculos biliares.

La pulpa nutritiva aporta al organismo hidratos de carbono. Sus semillas, una vez secas y tostadas brindan al consumidor un alto contenido en proteína y grasas.

Para combatir parásitos intestinales, antiguamente se recomendaba consumir un puñado de semillas de zapallos mezclada con miel de abejas o aceite.

Los médicos de la familia solían recomendarnos el consumirlos como regulador de la función intestinal, relajante nervioso y fortalecedor del sistema óseo.

Decían también que no debíamos pasarlo por alto entre quienes teníamos estómagos e intestinos delicados porque actuaba como un buen suavizante y podía limpiar el aparato digestivo de residuos tóxicos.


Cultivamos zapallos en primavera y verano, por ser una planta sensible a las heladas.

Para su desarrollo necesitamos bastante espacio porque sus guías se extienden con bastante amplitud. Aunque este detalle puede subsanarse si hacemos trepar la planta por espalderas, soportes o cercos, agrandando así nuestro espacio de cultivo.

Los zapallos de cáscaras más gruesas se pueden guardar en lugares secos y sombríos y así tenerlos almacenados para el invierno. No olvidemos al cosecharlos de dejarles un trozo de la guía o cabo, para evitar que se descompongan con el transcurrir del tiempo.

Mariposa Caimán- Chicharra dragón

Dicen los entendidos que solamente los muy observadores o unos pocos “elegidos” pueden verla…




Merced al inquieto trajinar de Kevin Flores en vacaciones o tal vez por poseer ambas virtudes antes señaladas, lo cierto es que el pasado 6 de enero, sus vecinos más próximos del barrio 20 de Junio de Candelaria, pudimos conocer en vivo y en directo una mariposa caimán o chicharra dragón.

Este raro insecto ha sido identificado para el mundo científico como Fulgora laternaria y su hábitat está señalado para las selvas húmedas de centro y sur América.

De acuerdo a material difundido en el mundo de los que estudian y clasifican insectos, es un pariente de las chicharras, que despliega sus alas posteriores y emite un olor repelente cuando se ve amenazada y hasta llega a golpear su prolongada cabeza contra las ramas en actitud amedrentadora.

Los dos primeros alardes hemos podido comprobarlo. Al desplegar las alas dejó ver dos lunares grandes y bien marcados, similares a los ojos fijos de un búho y el olor también se hizo sentir cuando lo forzamos a salir del frasco donde el joven vecino lo había retenido.

Es bastante común en Costa Rica, adonde se la conoce con el nombre vulgar de “machaca”.

De acuerdo a las medidas que pudimos tomarle al poco común insecto, con sus alas desplegadas medía de envergadura alrededor de 12 centímetros y el largo de su cuerpo se aproximaba a los 6 centímetros.

Su color presentaba tonalidades del verde, amarillo, algo de naranja y manchas más claras como para permitirle un camuflaje en las ramas de los árboles donde se posaba.




La chicharra dragón que observamos tenía un abdomen piloso de color pardo rojizo y tres pares de patas pintadas en franjas verdes y amarillas, semejando que calzaban largas medias can-can.

Lo más llamativo era su larga cabeza, la que vista de perfil y dibujada con unas hileras de manchas amarillentas, semejaban la cara de un caimán o yacaré.

Otras semejanzas que se le da a este insecto es la de tener la cabeza en forma de maní, mote con el que también se lo conoce en algunos países centroamericanos.

Referencias aportadas por la Lic. Aida Triccio, docente de la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la UNaM, nos dicen que son de vida corta, nacen y desaparecen todas juntas, que se alimentan de savia vegetal y que somos unos afortunados de poder ver en esta localidad ejemplares vivos, porque para la zona ya están en el libro rojo de especies en peligro de extinción.

Comenta también que en las colecciones del insectario de la mencionada casa de estudios, atesoran unos pocos ejemplares.

Referencias



Colector de la muestra: Kevin Flores

Domicilio: Manzana 218 – Barrio 20 de Junio-

Candelaria (Misiones).

Lugar de recolección de la muestra: Idem.

Fecha: 06 de enero de 2011

Hora aprox.: 20 hs

Temperatura: Máxima del día 34º C

Características meteorológicas: Verano - Caluroso con precipitaciones vespertinas

Fase de la Luna: Nueva.


Referencias geográficas: Candelaria- Misiones- República Argentina, está a 27º-28*-14” de latitud Sur y 55º-53*-30” de longitud Oeste.

Ciudad ubicada en el suroeste misionero, sobre la costa del río Paraná, cabecera del departamento provincial de idéntico nombre.

sábado, 1 de enero de 2011

AÑO INTERNACIONAL DE LOS BOSQUES



Ojalá que no pase solamente como un simple enunciado o una mera intención.

Lo cierto es que 2011 ha sido declarado por la Organización de Naciones Unidas –ONU- como “Año Internacional de los Bosques”.

La realidad nos demuestra que bosques (o selvas, o montes) cada vez quedan menos.

Algunos países –como Argentina- dictan leyes protectoras o de aprovechamiento sustentable o de “Presupuestos Mínimos”. Establecen áreas aprovechables, áreas protegidas, zonas intangibles. Pero la realidad nos muestra que no todos adhieren, que se tardan años en sancionar leyes acordes, que los parámetros a aplicar son muy disímiles o que se legisla desde “escritorios” o “despachos metropolitanos” y la realidad sobre el terreno (o en la selva) es muy distinta.

Y se habla…Se habla…Se habla…

Mientras tanto la selva se va…Se va…Se va…


Otra. Mientras se redacta el proyecto, se le da ingreso legislativo, se analiza en Comisión, se dictamina, se debate en recinto, se sanciona la ley. Se envía al Ejecutivo y este, si no la veta, la promulga, se publica en el Boletín Oficial; se pide a las provincias que adhieran, se vuelve a publicar en sus respectivos boletines oficiales, se instruye a los Ministerios intervinientes, etc…etc…Y resulta que en la provincia, en el terreno donde se debe aplicar, no tienen presupuesto para que sus guardaparques puedan movilizarse (para ir a comprobar la tala ilegal e indiscriminada que todos sabemos); hay superposición de áreas jurisdiccionales Nación-Provincia o no hay una actualización jurídica de sanciones, multas o penalidades.

Entonces… (Si ya no se agotó el Presupuesto de este año o finalizaron las sesiones ordinarias de este período legislativo…)

Entonces empezamos de nuevo. Para corregir los problemas en el terreno de aplicación: Se proyecta, se presenta el proyecto, se analiza en Comisión…etc. etc. etc.

Y mientras tanto la selva se va…Se va … Se va.

Si hoy nos paramos un rato al costado de cualquier ruta asfaltada, seguramente vamos a contabilizar un buen número de camiones que a diario transportan maderas en rollos.

Muchas de ellas provienen de bosques implantados, dígase pino elliotti, eucaliptus, etc.

Pero en otros camiones, por la misma ruta o por otras no tan transitadas, los que sabemos diferenciar una vaca de un tigre, comprobamos que tal rollo o tamaña carga no es de una resinosa implantada. O que esa carga de tablones encarpados que se va más lejos, no tiene precisamente olor a resina de pino o eucalipto.

Eso lo vemos un solo día que nos ponemos a fisgonear de curiosos nomás.

Pero multipliquemos por siete días, por treinta días o por 365, qué se yo…



Y la burocracia que proyecta, habla, deroga, presupuesta, vuelve a proyectar…

Y la selva que se va…Se va…Se va.

Y dictarán conferencias, paneles, habrá exposiciones, congresos, discursos gubernativos, proyectos de Declaración y proyectos de Resolución, donde a través de ambas Cámaras Nacionales, Argentina adherirá firmemente al Año del Bosque y lo propio harán, grandilocuentemente, los Parlamentos provinciales. Congresos de Derecho Ambiental y Forestal, con ceremonia de apertura presidida por gobernadores, jueces y ministros. Emisión de Filatelia alusiva, concursos de manchas, candidatos a las próximas elecciones que plantarán árboles en la calle tal o la plazoleta cual…

Y mientras todo el Circo haga su desfile de gala por la gran calle de la farsa, las masas boscosas irán desapareciendo. Sean estas: últimos relictos de selva arrinconados al fondo de una chacra, sean áreas de impacto de una reserva. Tal vez montes inundados por las aguas incalculadamente desbordadas de un proyecto hidro-energético; descuidados bordes de Parques sin control o áreas acometidas por intrusos y desplazados por la miseria del “progreso”.

Cómo quisiéramos equivocarnos y tener que retractarnos honestamente.

Cómo quisiéramos comprobar otra realidad al finalizar 2011. Este “Año Internacional de los Bosques”.

Por el bien de todos. Por la vida misma. Por lo poco de bosque o selva que nos queda.


Vriesea friburguensis var. tucumanensis


Una de las bromelias bastante común del sur misionero, con cierta abundancia en los montes en galería que acompañan los cursos de los arroyos, es la Vriesea friburguensis variedad tucumanensis.

Las vrieseas son un prolífico genero de epífitas, con mayor presencia en climas cálidos y que al igual que en sus pares bromeliáceos, almacena agua entre sus hojas verde brillante, dispuestas a manera de roseta basal.

Allí se dan cita una cantidad de insectos y pequeñas ranas que toman el sitio como fresca morada.



Su cultivo en los árboles y arbustos del jardín es bastante fácil, adonde arraiga prontamente e incluso florece cada año con una larga vara concéntrica.

Las flores de forma cilíndrica, amarillas, con anteras portadoras de abundante polen, se disponen alternadamente en pedúnculos de hasta quince unidades y en total, en su vara que llega a superar holgadamente el metro de longitud, puede dar casi cien flores.


Las vrieseas también pueden cultivarse en sus estados juveniles en soportes artificiales y convivir en un orquidiario.

Sus semillas se dispersan con facilidad en el viento por el plumerillo que las acompaña, las que ayudadas por una atmósfera húmeda y un sustrato musgoso, germinan abundantemente en la floresta peri-fluvial.

Tiempo de chicharras

Cuando cantan las chicharras, ya están maduras las sandías…” solían decirnos antaño nuestros padres, cuando la temperatura veraniega nos apuraba camino al arroyo a zambullirnos y así escapar de los rigores de la siesta.

La mágica coincidencia sigue perdurando en estas latitudes. La estridencia a toda hora de las chicharras (zigarras en castizo puro o coyuyos en el norte argentino) y la dulce protuberancia de las sandías caladas, se reencuentran nuevamente este verano.


Aquí en Misiones las chicharras, son insectos alados, dípteros de la familia cicadidae, que alcanzan en su especie más común, unos siete-ocho centímetros y son de un color verde con manchas oscuras en el dorso y gris ceniza por la parte ventral.

Los machos cantan sonoramente o en zumbidos intermitentes primordialmente en las horas en que el sol calienta más y suelen movilizarse incluso bastante mas allá del poniente.

Son muy abundantes y hay momentos en que la conjunción de cánticos semeja un encuentro coral ensordecedor y desordenado.

Es común también hallar en lugares elegidos abundantes exoesqueletos o exuvios, que son esas pieles juveniles que a manera de cascarones deben dejar estos insectos en su metamorfosis hacia la adultez.


Los entomólogos señalan que solo los machos tienen capacidad de canto, talento cedido para atraer a las hembras. Que luego del apareamiento las larvas resultantes se entierran y allí, según la especie, pueden pasar de uno a varios años.

Se alimenta de savia vegetal, que sorbe mediante unos pequeños estiletes dispuestos en su aparato bucal y no constituye un insecto perjudicial para los cultivos en ninguno de sus estadíos.