domingo, 27 de noviembre de 2011

Cría de pollos caseros

La ventaja de incorporar gallinas criollas o mestizas al plantel del gallinero casero, nos permite participar de la incomparable experiencia de ver nacer los pollitos en nuestra propia casa. Las gallinas que tenemos como productoras de huevos caseros, luego de una cantidad considerable de posturas, inician una etapa de “cluecas” o estado especial que las lleva a echarse sobre una cantidad de huevos y así iniciar la ancestral tarea de incubadora natural. Esta etapa se extiende a lo largo de veintiún días, momento en el que se inician los nacimientos, que se extienden hasta dos o tres jornadas siguientes. Ese estado maternal se manifiesta en un cloqueo ronco y continuo y en una actitud defensiva de la prole y se extiende por casi un mes, hasta cuando los polluelos ya se desenvuelven de manera autónoma. Si la cría de gallinas caseras se mantiene dentro de un corral o gallinero, se deberán incorporar comederos con maíz molido o arroz quebrado y un bebedero con agua a la altura de los nuevos habitantes. Para la alimentación podrá también recurrirse a la veterinaria o forrajería y comprar alimento balanceado del tipo "iniciador". Si la cría es abierta o en semi-libertad, la madre se encargará de facilitarle todo tipo de alimentos escarbando y llamando continuamente a los pollitos. Recordemos que los huevos fértiles para empollar se obtienen únicamente con la participación de un gallo dentro del grupo y que las gallinas híbridas, conocidas vulgarmente como “ponedoras” también pueden poner huevos fértiles, siempre con la concurrencia de un plumífero masculino en el rodeo. La excepción, para este último caso, es que las híbridas no entran en ese estado especial de “cluecas”, por lo tanto nunca se echarán para incubar. Un dato importante a tener en cuenta: Los huevos que se van a destinar al nidal de la clueca, no deben haber sido guardados en la heladera o refrigerador, ni datar de más de quince días desde su postura.

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