viernes, 15 de julio de 2011

Historia de Artesanal Los Gatos

Un poco por nostalgia, otro poco por docencia. Así definiríamos el porqué de la existencia de Artesanal Los Gatos.
Nostalgia por aquellas casas de pueblo fundadas por nuestros padres y abuelos, en cuyo entorno se plantaba y se producía todo lo necesario para ser aprovechado diariamente en los hogares.
Docencia, porque creemos que es necesario mostrarlo a todo aquel que traspone nuestra entrada y enseñarlo de manera sencilla y palpable de que es posible tener un espacio productivo y ecológico alrededor de nuestra casa.
Así lo pensamos y planificamos desde que comenzamos a darle forma a este terreno urbano de 30 por 30 metros, donde en una dinámica cotidiana intervenimos personalmente pero que en consecuencia de esa acción, la Naturaleza ha comenzado a imprimir su propio ritmo y a marcar su huella indelegable.
Los árboles y las plantas ornamentales implantadas pronto pusieron sus reparos de sombra. El Sol ya no fue tan abrasador. Las flores aparecieron en su ciclo. Vinieron las mariposas y cumplieron su misión de polinizadoras. Los frutos pronto maduraron y llegaron los pájaros. Entre el tiempo del trino y el nido, la lluvia se derramó entre las hojas. El suelo se hizo poroso y fue aún más fértil.
La vida cumplió su milenario destino.
Hacer Ecología, conservacionismo y prácticas autosustentables debe ser algo practicablemente cotidiano. Echar mano desde lo micro para que de una buena vez lo macro sea palpable o real.
Con voluntad, es posible.


Turismo orquidiófilo


Diferentes motivos nos animan a emprender un viaje, conocer nuevos lugares o ir en busca de un objetivo particular.
A esta aventura nos sumamos días atrás y junto a un entusiasta grupo de amantes del cultivo de orquídeas, nos fuimos hacia el interior misionero.
El tiempo transcurrido durante el viaje fue más que suficiente para aprender un poco más sobre tan atractivas plantas, retener nuevos nombres y repasar secretitos y técnicas acerca de su apasionante cultivo.
El clima festivo del minibús de la delegación nos transportó por más de 400 kilómetros, haciéndonos olvidar por completo el frío invernal que se había instalado por estas latitudes.
Las visitas a los orquidiarios de Montecarlo y Eldorado fueron una mezcla de clases abiertas, admiración y asombros. Todo envuelto en un placentero transcurrir de saberes e intercambios gratificantes.


Sin lugar a dudas a las modalidades de turismo que se practican en nuestra provincia de Misiones, debería sumarse justicieramente el “turismo orquidiófilo”.
Cuántos grupos podrán armarse en el tiempo venidero y en busca de tan asombrosos vegetales, animarse a aventuras como ésta que compartimos.
Disfrutemos de algunas de la imágenes captadas en cada lugar visitado. Si distingue alguna cara seria, es solamente porque su portador está muy concentrado en retener algún detalle o nombre de ése híbrido o aquella autóctona.


Vamos anímese. Contáctese con este grupo viajero de la Asociación Posadeña de Orquidiófilos (APO)* o bien con el grupo de aficionados de su zona o región.
Vaya, viaje, mire y admire. Pero por sobre todo, comparta una experiencia inolvidable con personas tan especiales como las que tienen por afición admirar las creaciones de la Naturaleza y poner su granito de arena para que se difunda su conocimiento y su conservación.



(*) La Asociación Posadeña de Orquidiófilos tiene un blog: www.asocposorquidiofilos.blogspot.com – No deje de visitarlo y compartir esta pasión.

Canaricultura: Una alternativa atractiva.

En Misiones no es una actividad ni un hobby muy difundido esto de la cría intensiva de canarios (Serinus canaria).
Y por estos días vacacionales hemos tenido la oportunidad de aproximarnos a la temática por la visita que realizara a Candelaria el sanjuanino Vicente Angel Frau.
Lo encontramos en una tienda de venta de plantas ornamentales trayendo una pareja de coloridos y cantores canarios y la ocasión fue propicia para entablar una distendida charla sobre tan emblemáticas aves, que incluso llegó a extenderse todavía unas jornadas más tarde, cuando lo invitamos a nuestro programa radial por la FM del Lago.



Don Vicente desarrolló allí para todos nosotros una clara charla sobre la canaricultura y nos entusiasmó con detalles, anécdotas y aprendizajes propios sobre la cría de estas canoras mascotas y sus potencialidades productivas.
Porque en esta disciplina hay quienes, en un primer nivel, tienen uno o dos ejemplares para alegrar con su canto los hogares y hay en otro nivel, quienes se dedican a producirlos para la venta mayorista o para competencias de coloridos y canto.
Nuestro entrevistado nos contó que en la Argentina los gustos se inclinan más por la producción de coloridos y tamaños, existiendo hermosos ejemplares con tonalidades del clásico amarillo, el blanco, crema, naranja, cobre y un sinfín de variaciones que en la actualidad podrían contabilizarse en número cercano a los seiscientos.



Quienes se deciden a ser criadores eligen parejas de buena genética para la obtención de excelentes polluelos que al momento de la venta pueden partir de un piso que orilla los cien pesos.
A nivel doméstico, dice Frau, que “puede encararse un emprendimiento con veinte o treinta parejas para una interesante renta anual”. Aunque aconseja que todo aquel que se inicia debe experimentar con una o dos parejas, para conocer el A.B.C de la cría de canarios y “luego de acumular experiencia y sopesar si es válida una actividad como ésta para considerarla una alternativa productiva, recién ahí embarcarse a mayor escala”.



Respecto a los canarios, contó que viven en cautiverio entre 10 y 15 años, que a los cantores se los denomina “gloster, roller o flauta” y que para su cría se debe prestar especial atención en la alimentación y la sanidad de los lugares de cría. Recomendó asimismo consultar bibliografía especializada o recurrir a Internet, donde “hay buenas páginas y sitios sobre la temática” . Además que “el canaricultor es una persona que por lo general no se guarda nada y todo lo que sabe y aprendió siempre tiene voluntad para compartirlo”.
Prueba de ello, nos dejó su dirección de correo electrónico: vicenteangelfrau@hotmail.com para que toda vez que queramos saber algo más sobre la apasionante cría de canarios, lo consultemos, que desde San Juan, “la tierra del buen sol y el buen vino”, gustosamente va a respondernos.

Empanadas para días fríos

¡Qué bien nos vienen unas empanadas calentitas para una noche de invierno!
Este plato tan tradicional que consiste en envolver en un disco de masa una porción de un picadillo o mezcla saborizada y cocerlas al horno, acaso freírlas en aceite.
Ese relleno por lo general responde a la tradición o gusto del consumidor y está compuesto por los alimentos que su cultura siempre tuvo a mano. Aunque últimamente, universalismo o globalización mediante, los gustos más variados pueden encontrarse en el lugar u ocasión que sea.
Igualmente los ingredientes de los discos o “tapas” pueden constituirse con elementos farináceos diversos.



Cuestiones “dietéticas” también intervienen en los gustos para elaborar las empanadas. Algunos las prefieren muy calóricas o pesadas mientras que otros las prefieren más “light” e igualmente se sopesarán esas preferencias si se las freirá en aceite, en grasa o si se preferirá mejor hornearlas en bandejas ligeramente untadas en un “spray” oleoso.
A las criollísimas empanadas de carne picada y cocida con cebolla rehogada en aceite y sazonada con especias varias se le suma una interminable lista de variantes que incluyen pescados, aves, cereales, legumbres, hojas cocidas, huevos duros, quesos, encurtidos varios y demás.



La mayoría de los consumidores de empanadas las piden telefónicamente a un delivery de acuerdo a una cartilla ofertada. Otros compran las tapas o discos y las rellenan con algún fiambre que tienen a mano. Y están los otros, los que conservan ciertas tradiciones familiares y gustan saber sanamente con que se las elabora.
Así, toman harina, un chorro de aceite, huevos, palote y una rueda cortante, ponen mano a la obra y se los encuentra feliz una noche “con las manos en la masa”.



Y allí, a sus potencialidades culinarias, les llegan como musas un montón de elementos sabrosos y nutritivos que harán de aquella ocasión una oportunidad única y excelente que revivirá, mágicamente, cada vez que organice ese duelo de harina y amor.
Tenemos carne fresca y picada. Tenemos ese resto de asado que desgrasamos y picamos prolijamente. Un tazón de choclos recién desgranados. Queso. Cebolla picada y picante a los ojos. Dos huevos cocidos por diez minutos en agua hirviente. Unos morrones o locotes. Tal vez una taza de quinoa. Esas espinacas. Aquellas acelgas.
Todo vale. La inexplicable emoción de tomar mano en una creación que será compartida con las personas más queridas y cercanas, ya se pone en marcha. Una copa de vino…Afuera sopla errático el invierno, adentro, en la mesa de la cocina se vive una ocasión memorable.

Delicia de Quinotos en Almíbar

La estación invernal, naturalmente, ofrece en esta región la madurez de los cítricos, algunos de los cuales consumimos como fruta fresca y saludable fuente de vitamina C.
De la misma oferta tomamos una buena parte para elaborar dulces, mermeladas y conservas para que su sabor y sus beneficios perduren con el correr de los meses.
Poco espacio y abundantes frutos nos ofrece una planta de quinotos en el jardín y con ellos podemos dedicarnos a prepararlos y envasarlos en almíbar.
Acá viene la pregunta ¿Cómo los preparamos?... Y llega la respuesta de nuestro de nuestro artesanal emprendimiento…



La proporción ideal es 1 x 1 x 1: Un kilogramo de fruta – Un litro de agua – Un kilogramo de azúcar.
Con esa cantidad tenemos materia para rellenar siete frascos chicos o lo suficiente tres frascos grandes y uno chico de quinotos en almíbar.

Lavar y despuntar una a una las frutas. Escurrir y dejar en reposo.
Primero preparamos el almíbar. Ponemos a calentar el litro de agua y cuando rompe el hervor, le agregamos el kilogramo de azúcar, revolviendo continuamente.
Bajamos la hornalla a fuego mínimo y al cabo de unos 20 minutos tomando una cucharada la volcamos lentamente, si comprobamos que el líquido ya alcanzó el denominado “punto hilo”, el almíbar está en su punto.
Agregamos la fruta y continuamos revolviendo lentamente. Pasados otros 20 o 30 minutos de cocción, veremos que los quinotos tornan a un color cristalino o adquieren cierta trasparencia. Allí está lista la cocción.



Es el momento de envasarlos. Ponemos primero las frutas, tantas como entran en un frasco. Luego incorporamos el almíbar hasta el tope del recipiente, cerramos las roscas e invertimos los frascos hasta que se enfríen.
En esta condición podrán almacenarse en lugar fresco y resguardado por varios meses. Si el frasco no tiene rosca hermética o si se abrió para consumir solo una parte del contenido, debe guardarse en la heladera y consumir en el menor tiempo posible.
Recordar que con el correr de los días el sabor se irá acentuando. A partir de los diez o quince días estará en su momento de degustación ideal.
Es fundamental tener presente para esta elaboración o para cualquier tipo de conserva que elaboremos, que se deben aplicar precisas medidas de higiene, tanto personal como de todos los elementos que utilicemos para que nuestros alimentos preserven si salubridad.