jueves, 9 de diciembre de 2010

MIRANDO EL CAMINO



Estamos otra vez viviendo el mes de diciembre.

Próximo el final del año. Acá nomas las “Fiestas”.

Momentos del balance para unos. De recuerdos para otros. De esperanzas para muchos.

Del balance, la esperanza y los recuerdos, como cualquier mortal por estos pagos, tenemos mucha tela por cortar, para atesorar y para compartir.

En materia de logros nos sentimos satisfechos por lo obtenido, resultado de los aciertos y los errores. Con ambos crecimos.


De la esperanza, como revoleando una botella al mar, nos aferramos a la idea de que en un tiempo por venir, no muy lejano, llegaremos a la orilla que nos haga a todos mejores personas.


Y en materia de recuerdos, infaltables en estas fechas, desplegamos la memoria como un escaparate y reubicamos en lugares más destacados a aquellos íconos: personas, objetos, aromas, sonidos, actividades, sensaciones y tantas cosas más, que en definitiva son los rasgos primordiales que nos hacen vivir la cultura a la que pertenecemos.

Ojalá hayamos reflejado hasta aquí, desde nuestro hacer cotidiano, lo mejor que nos propusimos como emprendedores. Como sostenedores de los valores regionales, como rescatistas de la cultura del trabajo y lo primordial, el ser promotores de que no se olvide jamás la dignidad que nos otorga el conseguir con nuestras propias manos el pan y el cobijo para los nuestros, para nosotros mismos.

Como la vida, el compromiso de seguir batallando nos pone otra vez de pié, mirando el año que ya viene.

Gracias.

Gracias por mirar alguna vez el camino que cruza el paisaje que enmarca esta ventana.

Gracias por las palabras de aliento o por tus silenciosos pasos que nos acompañan en nuestra decidida marcha.


Feliz Navidad para todos.

LA BEBIDA NACIONAL

Entiéndase bién. No pretendemos poner en duda la calidad alcanzada ni todo el empeño que ponen muchos trabajadores argentinos para lograr los mejores vinos de nuestro país.

Los premios obtenidos en todo el mundo y la demanda de consumidores que aprecian estas bebidas, son muestras más que explícitas para valorarlos en el tiempo y lugar que sean.

Pero hoy queremos disentir con el anuncio que trascendió en los últimos días, que a toda voz y marquesina, anunciaba que el vino “es la bebida nacional de los argentinos”

Pretendemos en este transcurrir de letras reconsiderar el tema y repasar unos pocos elementos que han de poner en duda semejante galardón.



Como muchos de nuestros coterráneos, hemos de concluir que la bebida nacional de los argentinos es: “El Mate”. Ese preparado de yerba molida y cebado en calabacita con bombilla, agua caliente mediante.

Está en nuestra imagen nacional desde mucho antes de que nos organicemos institucionalmente como Argentina. Ha acompañado madrugadas, días, noches, trabajos y desvelos de tantos hombres y mujeres con y sin galardones, que sería inimaginable alguna jornada sin su tibia presencia entre las manos de un argentino.

El mate, además no tiene edad, estrato social, tiempo ni lugar donde puede ser degustado. Desde el gurí al abuelo, desde la chinita hasta la Presidenta, desde el prócer al peón de patio, todos yerbearon solos o acompañados.

Y tomar un mate siempre está bién.

Y tomando mate, siempre se está bién.

Sea “uno a las apuradas”…”dos o tres matecitos antes de llevar los chicos a la escuela”… tal vez “cuando vengas hoy, tomamos unos mates y charlamos” o bien, “tomamos como cinco termos o pavas, entre recuerdos y abrazos” en rondas de familiares y amigos.

Y si es por galardones y por paso académico, la yerba también la tiene.

Entre otros, Luis Federico Leloir, premio Nobel argentino 1970, alguna vez realizó un sesudo análisis a las propiedades de la yerba mate y los beneficios que su consumo aporta al organismo humano con sus cuotas de “péptidos, polisacáridos y antioxidantes”. Igualmente lo hizo el doctor Herrero Ducloux, primer doctor en Química de Argentina, Miembro de Número de la Sociedad de Química Nacional y uno de los pioneros de la Universidad de la Plata, cuando la incluyó en su listado de estudio de las virtudes y propiedades de las plantas autóctonas.



Y quien puede discutir que yerba, mate y bombilla se enchamigan con la pavita negra en el rancho perdido del monte… con una “silbadora” en un departamento del piso 22… ya entibiando las manos del puestero patagónico o hasta… en el despacho del Presidente de la Suprema Corte de Justicia.

Ande… Dele vuelta a su cebadura, ponga otro poquito de agua a calentar y mientras tanto vaya pensando si esto de “la bebida nacional” no es una cuestión de manejo publicitario, oportunismo y “lobby”, como quién dice…

NO ME CORTE LA PALMERA

En nuestra habituales caminatas del tercer domingo de cada mes, andando caminos aledaños u observando los paisajes periurbanos nos han preguntado los circunstanciales acompañantes “…¿por qué cuando desmontan un terreno o talan los árboles de un lugar, no cortan las palmeras?”.

Es aquí cuando les contamos el mito guaraní que avala tal acción.

En nuestra cultura autóctona perdura el rememorar que “…una vez, hace muchos, muchos años la tierra de aquí se cubrió por un gran diluvio y que en medio de semejante catástrofe los únicos que se salvaron fueron aquellos que oyeron el consejo de Ñanderú, que recomendó subirse a las palmeras por ser los árboles más altos de la selva. Allí incluso se les brindaría el alimento necesario para la subsistencia, hasta tanto las aguas se retiren”.

Por tal motivo, los trabajadores montaraces, que por lo general tienen un ascendiente guaraní, no tumban jamás una palmera del monte. “Es yeta –dicen- Gracias a ella se salvó la pareja original que siguió dando vida a toda nuestra gente”.



En consecuencia, aquí y allá, estas palmeras con sus más de 20 metros de altura, siguen coronando nuestros horizontes.



En Misiones y en gran parte de la región las palmeras a las que nos referimos son de dos especies muy populares e incluso brindan sus fibrosos frutos en abundantes cachos de más de 50 unidades, en estaciones diferentes.

Una de ellas, el pindó, -(Siagrus romanzoffiana)-con frutos chicos, ovales, piel suave, que adquieren al madurar un tono anaranjado, tiene un fuste largo, esbelto, rugoso y carente de espinas.

La otra especie es la que se conoce simplemente como “coco” o por su nombre guaraní de “mbocayá”-(Acrocomia totai)-. Tiene frutos esféricos, de unos 4 cm. de diámetro aproximadamente, cubiertos por una cáscara verde, quebradiza (como cáscara de huevo) que envuelve una pulpa comestible amarilla y pastosa.

Su fuste suele ser más voluminoso que su pariente anterior y está cubierto por espinas negras, brillantes y filosas.

De su semilla se extrae aceite para cosmética y elaboración de jabones en la República del Paraguay.

Esta semilla o “pepa”, que en su exterior es un hueso negro amarronado, en su interior contiene una pulpa blanquecina, fragante y sabrosa, que se utiliza en la región para elaborar una especie de “coco rallado” o bien es apetecida por los gurises siesteros como una golosina.



-“Navidad de Flor de Coco”

A propósito de este árbol y sus connotaciones, hay algo más para contar.

En las radios paraguayas y por esas facilidades de la permeabilidad cultural que tenemos aquí en la frontera, todavía es dable escuchar un tema musical con tonada de villancico que dice: “Navidad de flor de coco/ Navidad del Paraguay/el Pesebre ya está armado/ el Niño en su cuna está…/.

Esta letra alude a la costumbre del vecino país de adornar los retablos del Nacimiento con flores de palmeras, que se presentan en su plenitud estacional con magníficos tonos amarillo-dorado.

Diría que de alguna manera hacen la vez de gran estrella que traza su recorrido con magnífico color por un cielo de altos árboles subtropicales.

Hay también en este ornamento una mezcla sincrética donde se entrelaza la ofrenda al Niño Dios cristiano con la memoria tornada hacia el árbol mágico que por indicaciones de Ñanderú, cobijó a la pareja original guaraní en la contingencia del gran diluvio. Aquel acontecimiento fue también una Alianza con la vida y la oportunidad de renacer en la tierra sin mal.

EL GALLINERO EN CASA

En toda casa que ensaya un programa de autosuficiencia alimentaria, no falta jamás un gallinero.

En un rincón del patio siempre se encuentra el lugar suficiente para albergar un lote de tan eficaces productoras de proteínas.

Para complementar la dieta de un grupo familiar tipo (4 personas), serán suficientes de 7 a 10 ejemplares.

Nos inclinamos por recomendar las gallinas llamadas “ponedoras” por su rendimiento en la producción de huevos, las que en su edad de plenitud ponen un huevo al día. Suficiente para complementar una dieta saludable, preparar algún panificado y hasta da un pequeño excedente comercializable.



Si la intención obtener pollitos para incrementar el número de aves o renovar el plantel, necesariamente debe incluirse un gallo. Si el objetivo es solamente tener huevos para consumo, tal presencia galante masculina, no es necesaria.

Un detalle a tener en cuenta en caso de la primera opción, es conseguir una o dos gallinas de las llamadas “criollas”, es decir que no son las recomendadas “ponedoras”, porque estas últimas no encluecan jamás o si lo hacen, abandonan el nidal antes de completar el ciclo de incubación.

Las gallinas son omnívoras, es decir que “comen de todo”.
Una buena dieta, además de maíz y un poco de alimento balanceado, debe incluir vegetales. Restos de las verduras de la casa, los excedentes marchitos de la huerta, brotes de todo tipo, las podas más tiernas o el césped recolectado en la bolsa de la máquina corta pasto y hasta un puñado de lombrices, si acaso se cuenta con una compostera para su cría.

En Artesanal Los Gatos tenemos “un acuerdo de mutua cooperación”. Las gallinas nos brindan el abono que juntamos de todo su corral y debajo de los dormideros y, en contrapartida, siempre plantamos de más en los canteros de la huerta, reservando esa parte de lechugas, achicorias, repollos u hojas de zanahorias para la batea de los plumíferos.



Para hacer un gallinero doméstico bastan unas pocas chapas de cartón, maderas recicladas del aserradero, unos pocos metros de tejido, que también puede ser reemplazado por un entramado de tacuaras o varillas finas, y una buena mano de cal para blanqueo (ahuyenta mosquitos, da más iluminación y está siempre con aspecto higiénico).



Para construir ese gallinero, hay quienes recomiendan destinar un metro cuadrado por ave. Nos atreveríamos a desechar ese dato como un área muy chica para un desarrollo saludable de estas auxiliares de granja. En nuestro emprendimiento con diez aves, tenemos un gallinero que ronda los 30 metros cuadrados, con espacio suficiente para nidales, jaula para pollitos, dormidero, comedero y bebedero bajo techo y con piso. Se adiciona a ello un patio de tierra para escarbadero, baños de polvo y correrías del plantel.

Un comedero tipo tolva se puede comprar o bien fabricarlo con un bidón de plástico que habitualmente desecha el sodero porque se ha perforado.

Un bebedero también se puede obtener por la misma vía. No olvidar que siempre debe contener agua fresca y estar limpio del “verdín” que se forma cuando el líquido está mucho tiempo estacionado.

Si la intención es aprovechar la carne de pollo, la cría debe orientarse a los de tipo “parrillero” o “doble pechuga”. Desarrollan más cuerpo, mayor masa muscular. Sin acelerar su cría, ni forzarlos a que coman día y noche como hacen los criaderos industriales, obtendremos sabrosos y saludables ejemplares para consumo.

En este caso deberá dársele una dieta por demás variada: maíz, vegetales, frutas, algún resto de sobras de la comida de la casa y si se puede destinar un área con pasto para soltarlos al final de la tarde, mejor aún.



Un detalle a tener en cuenta. La comida y el agua deben ser depositadas en recipientes y no dejar los mismos a la buena de Dios. Limpiarlos permanentemente contribuirá al buen estado sanitario de las gallinas, del gallinero y del entorno. Evitará la proliferación de moscas y los malos olores. Además debe preverse limpiar periódicamente el dormidero y el piso del corral. Todos esos residuos son una buena fuente de abonos.

No deje de experimentar la magnífica oportunidad que brinda la cría doméstica de gallinas. Es muy entretenido y de muy buen aprovechamiento. Tanto para autoconsumo como para iniciar una actividad con demanda por su condición “natural”. Esto, sumado a otras pequeñas producciones domésticas, brinda un rentable ingreso que cimenta nuestra idea de auto-sustentabilidad.

LAS LENTEJAS

Una costumbre italiana que emigró entre sus avíos culturales a América, es la de despedir el año viejo comiendo un plato de lentejas.

A pesar de las connotaciones de penurias vividas en tiempos difíciles o de plato de épocas de escasez que pueda atribuírsele, en realidad nos traspasaron la sapiencia de consumir una legumbre fortificante a la que con el correr del tiempo se le ha descubierto valores nutricionales sorprendentes.

Lejos de ser un plato “caliente” solo aprovechable en época invernal, las lentejas van muy bien como plato frío, como ensaladas y acompañado de otras verduras o complementado con cereales.

Son ricas proveedoras de proteínas vegetales e hidratos de carbono y complementan muy bien con el arroz, uniéndose para potenciar virtudes nutricias.

No solo son un integrante del menú de vegetarianos, sino que están muy recomendadas para dietas nutritivas y reconfortantes para cualquier tipo de actividad que realicen sus consumidores. Recuérdese que las proteínas aportan lo necesario para el desarrollo de los tejidos y los hidratos de carbono son fuente de energía que ayuda a los más exigentes esfuerzos físicos.

Estas legumbres son asimismo ricas proveedoras de vitaminas del grupo B y contienen hierro, zinc, calcio y el ácido fólico que todo organismo necesita.

Otra característica de las lentejas es que son ricas en fibra y escasas en grasas, rasgos que las convierten en aliadas de dietas para controlar el peso y excelentes armas preventivas frente al estreñimiento, los trastornos del colon y reparadoras de enfermedades cardiovasculares, porque la fibra consigue mantener a raya los niveles de colesterol en sangre.

Muy eficaces también resultan para compensar a los organismos femeninos vapuleados por los trastornos menstruales. Hemos recogido testimonios de varias anécdotas que tras una porción de lentejas, el día y la actividad continuó a pleno sin bajar los brazos ni abatimientos.

¿Una ensalada para preparar y no olvidar? Una taza de lentejas hervidas. Un morrón rojo, una zanahoria rallada, una cebolla en rodajas pasada por agua hirviendo, un tomate perita y un huevo duro picado. Todo en una fuente aliñado con un chorrito de aceite, un poco de sal, pizca de laurel triturado y unas gotas de vinagre… Los gestos de aprobación y los pedidos de “otra…otra” van seguidos de aplauso para la cocinera.

“Lentejas, si quieres las comes…si no las dejas” expresa el refranero castellano, solo que con la reivindicación que están teniendo y todas las virtudes que se le redescubren a diario, agregaríamos al dicho, a manera de Nota de la Redacción o Post-Data: “Pero no sabes lo que te pierdes”.

Una propuesta sana

Una actividad que todos podemos desarrollar durante las próximas vacaciones es iniciarnos en la saludable práctica de las caminatas.

Solo hace falta una cuota de voluntad y un par de zapatillas cómodas.

Iniciemos esta práctica, primero, con circuitos y tiempos no muy prolongados.

Luego, paulatinamente, vamos incrementándolos.

Busquemos terrenos no muy accidentados, caminos seguros y en lo posible busquemos alguien que pueda acompañarnos con el mismo interés y voluntad que hemos puesto en marcha.

De a poco veremos los beneficios. Tanto en el rendimiento corporal como en el “despeje” mental que se va a traducir hasta en un cambio de actitud para muchos de los roles que cumplimos en nuestra vida de relación social.

Como una propuesta para descubrir paso a paso los hermosos detalles que se nos pasan de largo en la vida cotidiana, durante el año que termina propusimos caminatas el tercer domingo de cada mes, con buena respuesta.

Ahora, para estos meses venideros, queremos que ustedes dispongan el día o el momento para caminar.



Venga. Aquí en Candelaria hay muchos senderos y caminos para ver y redescubrir la magnífica Naturaleza que nos rodea.

Llámenos al (03752) 15 383064 o mándenos un mail proponiendo el día, nos ponemos de acuerdo en el horario y a caminar se ha dicho.

La iniciativa ya está en marcha. Decídase a dar el primer paso y nosotros lo acompañamos.

¿YA PENSASTE EN LAS VACACIONES?

Cumplimos otro año intenso en cada una de nuestras labores y llega el tiempo en que pensamos “Qué bueno sería viajar un poco, descansar y conocer hermoso lugares…”



Por nuestra parte, queremos sugerirte que visites Misiones.

Mucho por ver, por disfrutar, por compartir.

Descontamos que una de tus paradas va a ser “Artesanal Los Gatos”, por supuesto.



Estamos a 25 km. de Posadas por Ruta Nacional 12 y por la misma vía a 35 km de las Ruinas de San Ignacio y a unos 275 km de Cataratas del Iguazú.

Candelaria es la antigua capital de las Reducciones Jesuíticas, está sobre el río Paraná, tiene varios sitios de interés, como el Parque El Puma, donde se pueden apreciar todo tipo de animales de la selva misionera.

Además lugares aptos para pescar, acampar, piletas de natación, cabañas buenos caminos de acceso a las serranías del sur misionero, etc, etc.



Si nos visitas, harás la pausa justa del mate bien misionero o de un desayuno con nuestras mejores mermeladas. Tras recorrer nuestro jardín, reconocer varias de nuestras pautas culturales y observar los pájaros y mariposas que hacen aquí su parada estacional, podemos darte buenos datos para que aproveches al máximo tu estar en la tierra colorada.



Y por qué no alojarse en Candelaria?

Te pasamos una data de posibles lugares para alojarse. Costos accesibles a todos los presupuestos ¿Te parece?

En Candelaria:

*Hostería Suiza -de la Familia Egg – TE (03752) 493399 – e-mail: egg@hosteriasuiza.com.ar .


*Hotel Romasil -de la Familia Navas- TE (03752) 15 812303 – e-mail: hotelromasil@hotmail.com



En Puerto Iguazú:

Siempre que viajamos hacia allá nos alojamos en departamentos que alquilan en la zona próxima a la Terminal de Ómnibus.

Nuestra recomendada en esa turística ciudad es la señora María del Carmen, que ofrece departamentos mono-ambientes, cómodos y bien equipados en la calle Fray Luis Beltrán 137. Su teléfono es el (03757) 420810.



Misiones está dividida en 17 departamentos y en 75 municipios.

Historia, Naturaleza, producciones diversas, gente maravillosa, clima subtropical único…

¿Imaginate cuántas cosas increíbles podes conocer en estas vacaciones?

AMBAY

Sus hojas palmilobadas y largos tallos sobresaliendo de la floresta son prácticamente un ícono en imágenes de nuestra arboleda subtropical.

Son árboles que en la búsqueda de luz, luego de germinar y vegetar debajo de las grandes frondas de la selva, emergen allá en lo alto tratando de cumplir con su mandato de florecer, dar fruto y perdurar otra vez en semilla.



El Ambay (léase Ambaí) es la Cecropia adenopus, llamado también en la región como Ambaú, Ambaúba, o Palo de lija (por la aspereza de sus hojas). Es el vegetal a quien se le reconocen propiedades curativas para enfermedades respiratorias, tos crónica o gripes con mucha congestión.

Una decocción de sus hojas, o cogollos, son muy indicados a la hora de combatir las perturbaciones que causan esas gripes fuertes y tos perdurables que dejan a más de un insomne al borde de un ataque de nervios en noches invernales.

Los lugareños suelen mezclar las hojas del Ambay con cáscaras de apepú (naranja amarga) y un poco de azúcar quemada. Hierven la mezcla que da por resultado un té oscuro y aromático el cual inhalan y toman antes de irse a la cama.

En Misiones se ha experimentado con el Ambay en la elaboración de fórmulas por parte de Autoridades Sanitarias, precisamente para combatir las enfermedades respiratorias y dolencias consecuentes, incorporándoselo a un listado de fitomedicamentos.

Mencionaba el ingeniero Basilio Sawchuk, reconocido estudioso de las plantas medicinales quien vive en Posadas, que “un estudio realizado en Munich, Alemania le daba al Ambay las mismas propiedades químicas que tiene el Espino albar (Crataegus) indicado para el tratamiento de dolencias cardíacas”.

La Cecropia es un árbol de la flora autóctona, con frutos alargados, dulces y carnosos, como pequeñas bananas con abundantes semillas, los que son apetecidos por pájaros y otros miembros de la fauna menor.

En consecuencia estos animales son los mayores dispersores de sus semillas que, con buen poder germinativo, brotan hasta en lugares insólitos. No solo se ven por ello ejemplares de Ambay en selvas o capueras, sino que es bastante común ver ejemplares arraigados en grietas de las paredes de casonas, en montañas de escombros abandonados y hasta en cicatrices de árboles decrépitos.



De porte elegante, fustes largos coronados por un follaje que mezcla verde oscuro y gris plata, también crece en jardines de pueblos y ciudades, donde alterna su doble propósito de árbol ornamental y auxiliar medicinal.