viernes, 26 de agosto de 2011

¡YO, SI PUEDO!

Y fueron doce.
Qué número significativo, no?
Como los Apóstoles. Una docena de personas que con su ejemplo, unieron tantas pero tantas voluntades.
En este caso, el hecho significativo que queremos resaltar vincula a doce personas que un buen día se pusieron de pié y decidieron dar un importante paso en su vida de socialización: ¡¡¡Aprendieron a leer y escribir!!!.
Ocurrió en Candelaria, Misiones, Argentina. El pasado 23 de agosto, recibieron sus certificados jóvenes, muchachitas, señoras trabajadoras, amas de casa y mamás de tantos niños que, por años, les tocó asistirlos, apoyarlos, prepararlos y asearlos para que fuesen a la escuela, mientras ellas postergaban este gran momento.





Un día llegó a la localidad un programa diseñado en Cuba, que en un acuerdo cooperativo se trasladó a Misiones y coordinado por asesores y voluntarios, tarde a tarde, noche a noche, juntó grupos entusiastas que abordaron el primer nivel del material didáctico-pedagógico del programa “Yo, si puedo”.
Algunos tuvieron su primera aproximación a una tarea anhelada por décadas y décadas. Ellos estaban intentando salir de las sombras avergonzadas de la postergación… Otros, comenzaron a desentumecer sus agarrotados dedos, desacostumbrados ya a la mágica acción de escribir sus nombres o redactar, aunque más no sea, una esquela para dejar en su puerta.
Ahora fueron una sólida escuadra aguerrida que avanzaba en denodada lucha contra el analfabetismo puro o contra el analfabetismo funcional… ¡Y vencieron!
Desde nuestro espacio, donde insistimos en “que con voluntad todo es posible” sumamos nuestro reconocimiento a estas magníficas personas que participaron y seguirán participando, aún más comprometidos, de nuestra cultura, de nuestro cuerpo social, de nuestro horizonte venturoso, de un verdadero pueblo en dinámico crecimiento.
Ojalá estos doce vecinos, como apóstoles cotidianos, contagien muchas, muchas más buenas voluntades.

No hay comentarios:

Publicar un comentario