jueves, 9 de diciembre de 2010

LAS LENTEJAS

Una costumbre italiana que emigró entre sus avíos culturales a América, es la de despedir el año viejo comiendo un plato de lentejas.

A pesar de las connotaciones de penurias vividas en tiempos difíciles o de plato de épocas de escasez que pueda atribuírsele, en realidad nos traspasaron la sapiencia de consumir una legumbre fortificante a la que con el correr del tiempo se le ha descubierto valores nutricionales sorprendentes.

Lejos de ser un plato “caliente” solo aprovechable en época invernal, las lentejas van muy bien como plato frío, como ensaladas y acompañado de otras verduras o complementado con cereales.

Son ricas proveedoras de proteínas vegetales e hidratos de carbono y complementan muy bien con el arroz, uniéndose para potenciar virtudes nutricias.

No solo son un integrante del menú de vegetarianos, sino que están muy recomendadas para dietas nutritivas y reconfortantes para cualquier tipo de actividad que realicen sus consumidores. Recuérdese que las proteínas aportan lo necesario para el desarrollo de los tejidos y los hidratos de carbono son fuente de energía que ayuda a los más exigentes esfuerzos físicos.

Estas legumbres son asimismo ricas proveedoras de vitaminas del grupo B y contienen hierro, zinc, calcio y el ácido fólico que todo organismo necesita.

Otra característica de las lentejas es que son ricas en fibra y escasas en grasas, rasgos que las convierten en aliadas de dietas para controlar el peso y excelentes armas preventivas frente al estreñimiento, los trastornos del colon y reparadoras de enfermedades cardiovasculares, porque la fibra consigue mantener a raya los niveles de colesterol en sangre.

Muy eficaces también resultan para compensar a los organismos femeninos vapuleados por los trastornos menstruales. Hemos recogido testimonios de varias anécdotas que tras una porción de lentejas, el día y la actividad continuó a pleno sin bajar los brazos ni abatimientos.

¿Una ensalada para preparar y no olvidar? Una taza de lentejas hervidas. Un morrón rojo, una zanahoria rallada, una cebolla en rodajas pasada por agua hirviendo, un tomate perita y un huevo duro picado. Todo en una fuente aliñado con un chorrito de aceite, un poco de sal, pizca de laurel triturado y unas gotas de vinagre… Los gestos de aprobación y los pedidos de “otra…otra” van seguidos de aplauso para la cocinera.

“Lentejas, si quieres las comes…si no las dejas” expresa el refranero castellano, solo que con la reivindicación que están teniendo y todas las virtudes que se le redescubren a diario, agregaríamos al dicho, a manera de Nota de la Redacción o Post-Data: “Pero no sabes lo que te pierdes”.

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