Entiéndase bién. No pretendemos poner en duda la calidad alcanzada ni todo el empeño que ponen muchos trabajadores argentinos para lograr los mejores vinos de nuestro país.
Los premios obtenidos en todo el mundo y la demanda de consumidores que aprecian estas bebidas, son muestras más que explícitas para valorarlos en el tiempo y lugar que sean.
Pero hoy queremos disentir con el anuncio que trascendió en los últimos días, que a toda voz y marquesina, anunciaba que el vino “es la bebida nacional de los argentinos”
Pretendemos en este transcurrir de letras reconsiderar el tema y repasar unos pocos elementos que han de poner en duda semejante galardón.
Como muchos de nuestros coterráneos, hemos de concluir que la bebida nacional de los argentinos es: “El Mate”. Ese preparado de yerba molida y cebado en calabacita con bombilla, agua caliente mediante.
Está en nuestra imagen nacional desde mucho antes de que nos organicemos institucionalmente como Argentina. Ha acompañado madrugadas, días, noches, trabajos y desvelos de tantos hombres y mujeres con y sin galardones, que sería inimaginable alguna jornada sin su tibia presencia entre las manos de un argentino.
El mate, además no tiene edad, estrato social, tiempo ni lugar donde puede ser degustado. Desde el gurí al abuelo, desde la chinita hasta la Presidenta, desde el prócer al peón de patio, todos yerbearon solos o acompañados.
Y tomar un mate siempre está bién.
Y tomando mate, siempre se está bién.
Sea “uno a las apuradas”…”dos o tres matecitos antes de llevar los chicos a la escuela”… tal vez “cuando vengas hoy, tomamos unos mates y charlamos” o bien, “tomamos como cinco termos o pavas, entre recuerdos y abrazos” en rondas de familiares y amigos.
Y si es por galardones y por paso académico, la yerba también la tiene.
Entre otros, Luis Federico Leloir, premio Nobel argentino 1970, alguna vez realizó un sesudo análisis a las propiedades de la yerba mate y los beneficios que su consumo aporta al organismo humano con sus cuotas de “péptidos, polisacáridos y antioxidantes”. Igualmente lo hizo el doctor Herrero Ducloux, primer doctor en Química de Argentina, Miembro de Número de la Sociedad de Química Nacional y uno de los pioneros de la Universidad de la Plata, cuando la incluyó en su listado de estudio de las virtudes y propiedades de las plantas autóctonas.
Y quien puede discutir que yerba, mate y bombilla se enchamigan con la pavita negra en el rancho perdido del monte… con una “silbadora” en un departamento del piso 22… ya entibiando las manos del puestero patagónico o hasta… en el despacho del Presidente de la Suprema Corte de Justicia.
Ande… Dele vuelta a su cebadura, ponga otro poquito de agua a calentar y mientras tanto vaya pensando si esto de “la bebida nacional” no es una cuestión de manejo publicitario, oportunismo y “lobby”, como quién dice…
jueves, 9 de diciembre de 2010
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