jueves, 9 de diciembre de 2010

EL GALLINERO EN CASA

En toda casa que ensaya un programa de autosuficiencia alimentaria, no falta jamás un gallinero.

En un rincón del patio siempre se encuentra el lugar suficiente para albergar un lote de tan eficaces productoras de proteínas.

Para complementar la dieta de un grupo familiar tipo (4 personas), serán suficientes de 7 a 10 ejemplares.

Nos inclinamos por recomendar las gallinas llamadas “ponedoras” por su rendimiento en la producción de huevos, las que en su edad de plenitud ponen un huevo al día. Suficiente para complementar una dieta saludable, preparar algún panificado y hasta da un pequeño excedente comercializable.



Si la intención obtener pollitos para incrementar el número de aves o renovar el plantel, necesariamente debe incluirse un gallo. Si el objetivo es solamente tener huevos para consumo, tal presencia galante masculina, no es necesaria.

Un detalle a tener en cuenta en caso de la primera opción, es conseguir una o dos gallinas de las llamadas “criollas”, es decir que no son las recomendadas “ponedoras”, porque estas últimas no encluecan jamás o si lo hacen, abandonan el nidal antes de completar el ciclo de incubación.

Las gallinas son omnívoras, es decir que “comen de todo”.
Una buena dieta, además de maíz y un poco de alimento balanceado, debe incluir vegetales. Restos de las verduras de la casa, los excedentes marchitos de la huerta, brotes de todo tipo, las podas más tiernas o el césped recolectado en la bolsa de la máquina corta pasto y hasta un puñado de lombrices, si acaso se cuenta con una compostera para su cría.

En Artesanal Los Gatos tenemos “un acuerdo de mutua cooperación”. Las gallinas nos brindan el abono que juntamos de todo su corral y debajo de los dormideros y, en contrapartida, siempre plantamos de más en los canteros de la huerta, reservando esa parte de lechugas, achicorias, repollos u hojas de zanahorias para la batea de los plumíferos.



Para hacer un gallinero doméstico bastan unas pocas chapas de cartón, maderas recicladas del aserradero, unos pocos metros de tejido, que también puede ser reemplazado por un entramado de tacuaras o varillas finas, y una buena mano de cal para blanqueo (ahuyenta mosquitos, da más iluminación y está siempre con aspecto higiénico).



Para construir ese gallinero, hay quienes recomiendan destinar un metro cuadrado por ave. Nos atreveríamos a desechar ese dato como un área muy chica para un desarrollo saludable de estas auxiliares de granja. En nuestro emprendimiento con diez aves, tenemos un gallinero que ronda los 30 metros cuadrados, con espacio suficiente para nidales, jaula para pollitos, dormidero, comedero y bebedero bajo techo y con piso. Se adiciona a ello un patio de tierra para escarbadero, baños de polvo y correrías del plantel.

Un comedero tipo tolva se puede comprar o bien fabricarlo con un bidón de plástico que habitualmente desecha el sodero porque se ha perforado.

Un bebedero también se puede obtener por la misma vía. No olvidar que siempre debe contener agua fresca y estar limpio del “verdín” que se forma cuando el líquido está mucho tiempo estacionado.

Si la intención es aprovechar la carne de pollo, la cría debe orientarse a los de tipo “parrillero” o “doble pechuga”. Desarrollan más cuerpo, mayor masa muscular. Sin acelerar su cría, ni forzarlos a que coman día y noche como hacen los criaderos industriales, obtendremos sabrosos y saludables ejemplares para consumo.

En este caso deberá dársele una dieta por demás variada: maíz, vegetales, frutas, algún resto de sobras de la comida de la casa y si se puede destinar un área con pasto para soltarlos al final de la tarde, mejor aún.



Un detalle a tener en cuenta. La comida y el agua deben ser depositadas en recipientes y no dejar los mismos a la buena de Dios. Limpiarlos permanentemente contribuirá al buen estado sanitario de las gallinas, del gallinero y del entorno. Evitará la proliferación de moscas y los malos olores. Además debe preverse limpiar periódicamente el dormidero y el piso del corral. Todos esos residuos son una buena fuente de abonos.

No deje de experimentar la magnífica oportunidad que brinda la cría doméstica de gallinas. Es muy entretenido y de muy buen aprovechamiento. Tanto para autoconsumo como para iniciar una actividad con demanda por su condición “natural”. Esto, sumado a otras pequeñas producciones domésticas, brinda un rentable ingreso que cimenta nuestra idea de auto-sustentabilidad.

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