sábado, 1 de enero de 2011

AÑO INTERNACIONAL DE LOS BOSQUES



Ojalá que no pase solamente como un simple enunciado o una mera intención.

Lo cierto es que 2011 ha sido declarado por la Organización de Naciones Unidas –ONU- como “Año Internacional de los Bosques”.

La realidad nos demuestra que bosques (o selvas, o montes) cada vez quedan menos.

Algunos países –como Argentina- dictan leyes protectoras o de aprovechamiento sustentable o de “Presupuestos Mínimos”. Establecen áreas aprovechables, áreas protegidas, zonas intangibles. Pero la realidad nos muestra que no todos adhieren, que se tardan años en sancionar leyes acordes, que los parámetros a aplicar son muy disímiles o que se legisla desde “escritorios” o “despachos metropolitanos” y la realidad sobre el terreno (o en la selva) es muy distinta.

Y se habla…Se habla…Se habla…

Mientras tanto la selva se va…Se va…Se va…


Otra. Mientras se redacta el proyecto, se le da ingreso legislativo, se analiza en Comisión, se dictamina, se debate en recinto, se sanciona la ley. Se envía al Ejecutivo y este, si no la veta, la promulga, se publica en el Boletín Oficial; se pide a las provincias que adhieran, se vuelve a publicar en sus respectivos boletines oficiales, se instruye a los Ministerios intervinientes, etc…etc…Y resulta que en la provincia, en el terreno donde se debe aplicar, no tienen presupuesto para que sus guardaparques puedan movilizarse (para ir a comprobar la tala ilegal e indiscriminada que todos sabemos); hay superposición de áreas jurisdiccionales Nación-Provincia o no hay una actualización jurídica de sanciones, multas o penalidades.

Entonces… (Si ya no se agotó el Presupuesto de este año o finalizaron las sesiones ordinarias de este período legislativo…)

Entonces empezamos de nuevo. Para corregir los problemas en el terreno de aplicación: Se proyecta, se presenta el proyecto, se analiza en Comisión…etc. etc. etc.

Y mientras tanto la selva se va…Se va … Se va.

Si hoy nos paramos un rato al costado de cualquier ruta asfaltada, seguramente vamos a contabilizar un buen número de camiones que a diario transportan maderas en rollos.

Muchas de ellas provienen de bosques implantados, dígase pino elliotti, eucaliptus, etc.

Pero en otros camiones, por la misma ruta o por otras no tan transitadas, los que sabemos diferenciar una vaca de un tigre, comprobamos que tal rollo o tamaña carga no es de una resinosa implantada. O que esa carga de tablones encarpados que se va más lejos, no tiene precisamente olor a resina de pino o eucalipto.

Eso lo vemos un solo día que nos ponemos a fisgonear de curiosos nomás.

Pero multipliquemos por siete días, por treinta días o por 365, qué se yo…



Y la burocracia que proyecta, habla, deroga, presupuesta, vuelve a proyectar…

Y la selva que se va…Se va…Se va.

Y dictarán conferencias, paneles, habrá exposiciones, congresos, discursos gubernativos, proyectos de Declaración y proyectos de Resolución, donde a través de ambas Cámaras Nacionales, Argentina adherirá firmemente al Año del Bosque y lo propio harán, grandilocuentemente, los Parlamentos provinciales. Congresos de Derecho Ambiental y Forestal, con ceremonia de apertura presidida por gobernadores, jueces y ministros. Emisión de Filatelia alusiva, concursos de manchas, candidatos a las próximas elecciones que plantarán árboles en la calle tal o la plazoleta cual…

Y mientras todo el Circo haga su desfile de gala por la gran calle de la farsa, las masas boscosas irán desapareciendo. Sean estas: últimos relictos de selva arrinconados al fondo de una chacra, sean áreas de impacto de una reserva. Tal vez montes inundados por las aguas incalculadamente desbordadas de un proyecto hidro-energético; descuidados bordes de Parques sin control o áreas acometidas por intrusos y desplazados por la miseria del “progreso”.

Cómo quisiéramos equivocarnos y tener que retractarnos honestamente.

Cómo quisiéramos comprobar otra realidad al finalizar 2011. Este “Año Internacional de los Bosques”.

Por el bien de todos. Por la vida misma. Por lo poco de bosque o selva que nos queda.


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